Buscan la fortuna oculta que dejó la familia de Bashar Al Assad tras huir de Siria: de cuántos millones sería

Gobiernos de distintos países y ONGs de derechos humanos rastrean los bienes y activos que tendrían en Europa, el Golfo y Rusia. Se trata de inversiones inmobiliarias, hoteles y cuentas en paraísos fiscales que acumularon durante los 50 años que estuvieron en el poder.

Tras la caída de Bashar Al Assad en Siria, varios gobiernos y diferentes ONGs comenzaron una búsqueda a nivel global para encontrar la fortuna oculta que acumuló la familia del dictador durante los 50 años que estuvo en el poder.

Se cree que la fortuna de la familia Al Assad está diversificada en inversiones inmobiliarias, hoteles y cuentas en paraísos fiscales de todo el mundo. El objetivo es rastrear los bienes y activos que tendrían en Europa, el Golfo y Rusia.

Abogados de organizaciones de derechos humanos adelantaron que esperan rastrear parte de esa riqueza y así recuperar activos para el pueblo sirio. Andrew Tabler, exfuncionario de la Casa Blanca, anticipó que “habrá una búsqueda internacional de los activos del régimen”.

Tabler identificó bienes de la familia siria a partir de sanciones recientes que le impuso la Casa Blanca, que obligó a los líderes del régimen a invertir fuera de occidente y a través de paraísos fiscales.

“Dispusieron de mucho tiempo antes de su colapso para lavar su dinero. Tuvieron un plan B y están bien equipados para el exilio”, planteó el experto en diálogo con el medio The Wall Street Journal.

Por el momento no hay dimensión sobre el tamaño exacto de la riqueza que maneja la dinastía, ni tampoco se sabe cuál es el miembro que controla los diferentes activos. Sin embargo, un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos dijo en 2022 que la fortuna podría valer hasta US$12.000 millones.

Entre las compras internacionales que se pudieron detectar los funcionarios estadounidenses y las organizaciones de investigación, hay propiedades inmobiliarias de primera calidad en Rusia, hoteles boutique en Viena y un jet privado que está ubicado en Dubai.

Todas las compras fueron realizadas por parientes de Bashar Al Assad, el líder que fue depuesto hace algunas semanas y que escapó hacia Rusia, donde recibió asilo por motivos humanitarios.

Según coinciden en asegurar los funcionarios y expertos que rastrean el dinero, la riqueza ilegal de los Assad fue obtenida a través de monopolios estatales y tráfico de drogas, especialmente la anfetamina captagon, y se reinvertía en parte en jurisdicciones fuera del alcance del derecho internacional.

El comercio de esa droga generó un promedio anual de US$ 2.400 millones entre 2020 y 2022, según el Observatorio de Redes Políticas y Económicas, un grupo de investigación que rastrea su comercio.

La esposa de Bashar al-Assad, Asma, nacida en Gran Bretaña, y exbanquera de JPMorgan, también cooperaba en esa dinámica. “La familia gobernante era tan experta en violencia criminal como en delitos financieros”, dijo Toby Cadman, un abogado de derechos humanos con sede en Londres de Guernica 37 International Justice Chambers, que ha investigado los activos de Assad.

“Los Assad acumularon riquezas a expensas del pueblo sirio mediante su control sobre una extensa red ilícita con vínculos en Europa, el Golfo y otros lugares”, dijo el Departamento de Estado.

La búsqueda tomará su tiempo si se tiene en cuenta los más de 50 años que estuvo la familia en el poder y los vínculos que mantuvo con los dictadores de Irak, Saddam Hussein, y de Libia, Muammar Khadafi.

Hafez Al Assad tomó el poder en Siria en 1970 y desde entonces construyó —junto a sus sucesores— una amplia red de inversiones e intereses comerciales que creció con el paso del tiempo.

Hafez puso a su cuñado Mohammad Makhlouf, un empleado de una aerolínea, a cargo del monopolio de tabaco del país, según informó Ayman Abdel Nour, un amigo universitario de Bashar Al Assad. En su informe, Abdel Nour dijo que Makhlouf recibió grandes comisiones en el sector de la construcción.

Abdel Nour fue asesor no remunerado de Bashar Al Assad, y contó que cuando Bashar sucedió a su padre como líder en el 2000, Makhlouf le cedió el imperio empresarial a su propio hijo, Rami.

Rami Makhlouf se convirtió más tarde en el principal financista del régimen con activos en bancos, medios de comunicación, tiendas libres de impuestos, aerolíneas y telecomunicaciones, llegando a tener una fortuna de hasta 10.000 millones de dólares, según el Departamento de Estado de Estados Unidos.

El gobierno de los Estados Unidos —por entonces a cargo de George Bush— sancionó a Makhlouf en 2008 por beneficiarse de la corrupción pública de funcionarios del régimen sirio.

La riqueza del clan Assad siguió creciendo mientras los sirios comunes luchaban contra el impacto de la guerra civil del país, que comenzó en 2011. El Banco Mundial calculó que en 2022 casi el 70% de la población vivía en la pobreza.

En 2019, un tribunal de París congeló propiedades por US$95 millones que tenía en Francia Rifaat al-Assad, tío de Bashar, obtenidos mediante el lavado de fondos públicos malversados. William Bourdon, el abogado de derechos humanos que presentó el caso en París, dijo que el dinero en paraísos fiscales como Dubai y Rusia sería mucho más difícil de recuperar.